Elradardelsur.tv : 02/06/2016
Ser perro policía es un honor. No cualquier perro supera las duras pruebas que desde el 3 de agosto de 1932 los entrenadores exigen a sus nobles animales. Ser perro policía no es para cualquier perro. Hay que tener el fuego sagrado del deber y el orgullo. Chonino, un ovejero alemán nacido en 1975, y adiestrado en la Policía Federal, inscripto con la matrícula N° 716., no era un perro de policía más, tenía destino de héroe.Â
En la noche lluviosa del 2 de junio de 1983, dos policías de la Federal, Jorge Ianni y Luis Silbert, recorrían la zona en su habitual ronda nocturna. Los acompañaba Chonino. A las pocas cuadras observaron a dos personas dentro de un auto en actitud sospechosa. Los agentes se acercaron a solicitarles su identificación y la del auto .Los hicieran bajar del vehículo y casi instantáneamente, los delincuentes dispararon a quemarropa contra el guía de Chonino, quien muy malherido, con el pecho estallado por la bala asesina, cayó al suelo casi inerme; el otro agente también recibió dos disparos en el estómago y no pudo, siquiera atinar a sacar su arma reglamentaria. Chonino vió caer a su amigo, a su guía, a su compañero, y sin dudar un instante se arrojó sobre el cuerpo del ladrón y se trenzó en feroz lucha.Â
Logró desarmarlo con sus dientes afilados de raza y apretados de dolor por el cobarde ataque.Â
Luego de desarmar a uno, Chonino se lanzó corajudamente a tratar de retener al otro maleante, pero un disparo traicionero, por la espalda, hirió el alma de Chonino.Â
Una bala trapera diría su guía, esas balas que enaltecen a la víctima y empequeñecen al agresor por su traición.
 Aún herido y con las últimas fuerzas recorriendo su aguerrido cuerpo, Chonino logra aferrarse a la campera del agresor y arranca un trozo de su bolsillo donde llevaba la billetera.
 El cobarde delincuente huyó, corriendo con su cómplice al oír las sirenas de las patrullas de apoyo.Â
El agente, doblado de dolor y en un enorme charco de sangre estiró su brazo, abrió su mano y lo llamó... Chonino , fue su última palabra y Chonino, como pudo, sin fuerzas pero con el orgullo y el valor más alto que nunca, se acercó a su amigo, apoyó su cabeza en la mano y juntos, vieron llegar esa extraña y poderosa luz blanca que los llevó cerca de Dios.Â
Las patrullas nada pudieron hacer ante ese dantesco cuadro, sin embrago, el oficial a cargo de los refuerzos se acercó a Chonino, y sacó de su boca un trozo de tela y una billetera que sirvió, pocas horas después para detener a los asesinos, que hoy, cumplen cadena perpetua en la cárcel de Olmos. Chonino fue condecorado y por este acto de heroico amor a su semejante, el 2 de junio fue declarado Día Nacional del perro Policía y la calle donde está ubicada la Agrupación Perros, entre Salguero y Avenida Casares, lleva el nombre de este heroico animal, siendo la única calle de la ciudad que lleva el nombre de un animal. No fue el único homenaje: la Federal emplazó una estatua de bronce en su honor.Â
Y quienes aman a los animales -alentados por Cora Cané desde su sección Clarín Porteño- eligieron el 2 de junio para celebrar el Día Nacional del Perro.
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