Abuela japonesa y su vecino fueron brutalmente asesinados

Elradardelsur.tv : 27/04/2016 : Fue Primicia : Único medio en el lugar

En horas del mediodía un joven quien colaboraba haciendo tramites y mandados para Yoshiko Kunakuza (73), llegó a la casa ubicada en la avenida Carboni al 2100 de Florencio Varela.
Golpeó las manos, llamó y nada, entonces convocó a los dueños de una herrería que se encuentra en la misma propiedad, quienes observaron que las puertas estaban abiertas. Decidieron entrar mientras llamaban a la anciana una y otra vez, escucharon voces que provenían de un televisor prendido, al llegar al dormitorio descubrieron el horror, el cuerpo de Yoshiko, junto al cadáver de un hombre que colaboraba con ella, yacían sobre la cama matrimonial, ambos estaban maniatados,  con signos de haber sido ferozmente golpeados y parcialmente quemados.
La abuela, hace un tiempo estaba sola, su marido había viajado a Japón donde vive uno de los hijos del matrimonio, para atenderse por un problema de salud, otro de los hijos vive en C.A.B.A. otro en la provincia de Córdoba.
Antes de emprender el viaje, el matrimonio de japoneses había contratado a Martín Quiroga (50), un viejo vecino y amigo de la familia, para que cuidara por las noches a la anciana.
Martín todas las noches llegaba a la casa de Yoshiko, se quedaba cuidando a la anciana hasta alrededor de las cinco de la mañana, luego partía a su trabajo.
Efectivos de la comisaria primera llegaron al lugar, como así peritos de policía científica, el médico forense y personal de la D.D.I.
Según comentarios recogidos en el lugar, las puertas no estaban forzadas, se presume que posiblemente los asesinos pudieron ingresar cuando Martín llegaba a la casa.
El hombre habría sido sorprendido en el patio, lugar donde se encontró un gran charco de sangre y una bífera de gran tamaño que se presume fue el elemento que utilizaron para golpear ferozmente a la primera víctima, a quien luego obligaron a ingresar a la vivienda.
Luego habrían sorprendido, reducido, golpeado, torturado a la anciana a quien le colocaron un trapo en su boca tapándole la cara,  la ataron con precintos junto a su ayudante sobre la cama, luego los asesinos tiraron ropa sobre ellos y los prendieron fuego, calcinando parte de sus cabezas y torsos.
 La abuela cobraba la jubilación de su esposo, y los alquileres de dos locales, también en la planta alta de la propiedad se hacían ritos budistas donde se pregonaba paz, amor, serenidad, a los que concurrían numerosas personas.
Se sospecha que posiblemente los asesinos fueran conocidos de las víctimas, y que los habrían torturado para que la anciana entregara sus ahorros. 
La causa quedó a cargo del fiscal Darío Provisionato, de la Unidad Funcional de Instrucción 1 de Florencio Varela, descentralizada del Departamento Judicial Quilmes.

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